jueves, 5 de abril de 2007

Inverted Egocentric Codes


By: José Enrique Méndez Díaz


Códigos egocéntricos invertidos

Imbuido de códigos invertidos
egocéntricos monzones de palabras
ascienden mi respiración aliterada
Caballos de silex
Supremos fantasmas del meta verbo
Argonautas mujeres aladas de garras capitosas
Shamanes patriarcas de sueños omnímodos

Clausurando las palabras de los pájaros
Conjugando milagros y prodigios
desquiciadas sinestesias estridentes en el templo del instinto.

Sinapsis entre neuronas
Foros de cobalto
Cerebros sudorosos
Bancos de nieblas
en la travesía de la gran corriente

En mis calmas ecuatoriales, zargazos fantasmas

licántropos albañiles ensueños
incógnitas obnubiladas en lengua rota acerada

Noticias ancestrales en búsqueda de gravedad dechada de perfección

Imbued of inverted egocentric codes

Monsoons of words ascend my alliterative breathing

Silex horses

Supreme makers of the meta verb

Argonauts winged women of layered claws

Tribal priests patriarches of all-embracing absolute dreams

Shutting down the birds’ words

Conjugating miracles and prodigies

Unhinged synaesthesias strident in the instinct’s temple.



Synapsis among neurons

Cobalt’s forums

Sweaty brains

Banks of mists

In the voyage of the great current



On my equatorial calms,

En mis calmas ecuatoriales, seaweeds ghosts

Lycanthropes bricklayers daydreams

Unknown factors flustered in broken steeled tongue

Ancestral news in search of gravity epitome of perfection





(Meta-Crítica)


Por: Orlando Alcántara Fernández

El desquiciamento óntico como metáfora, símbolo o alegoría se percibe
claramente en el meta-poema “Códigos Invertidos Egocéntricos” del
meta-poeta alado José Enrique Méndez Díaz, cariñosamente IKE, así en mayúsculas,
como su propia cristo-idad semiótica. Y ese trastocamiento en el mismo
epicentro de su intríngulis epistemológica hace de la búsqueda un encuentro
plenario con la palabra META-VERBO. En el justo lugar y en la precisa medida su
voz entronizada en la expresión aullante nos conceden explorar al atisbo la
mismidad de un ser en contrafuga que se vive y se desvive a partir de las
palabras. Si las palabras no tienen sentido, entonces –así piensa IKE- su
vida no tiene sentido. Y este es el leit motiv de los Códigos Invertidos
Egocéntricos que se perciben desencajados y se conciben a partir de esa catarsis
gnoseológica que es la experiencia vivida en el presente histórico del
meta-poema como un testigo acuciante que perturba y aturde al meta-poeta al
adentrarse en nuevos signos de un registro dechado de perfección que no sabemos
por ahora si es ilusoria, pues en ese preciso instante termina el meta-poema.
Nótese que no estamos ante la presencia de un poema de vanguardia, antes bien,
de un meta-poema con todas las reglas de la ley con su propia y soterrada
escritura múltiple, su intratextualidad evidente en la intertextualidad
inspiradora de unas palabras que ascienden, el palimpsesto de impecable factura
de principio a fin de la lectura imbricada en imágenes plenas, la escritura
automática surreal o sub-real, tomando siempre como parámetro una realidad real
que evade directamente y atosiga el meta-poeta directo a la yugular y por la
solapa en un meta-poetizar de soslayo, oblicuo hasta los tétanos, como queriendo
atrapar lo inasible que existe en ese término perturbador, el META-VERBO.
Además es meta-poema en la misma sinapsis y la misma sinestesia que con descaro
nombra y aquí se escenifica un acercamiento cómplice con el lector que parece
como iluminado por una chispa de la consciencia y en su proceso hermenéutico
tiene la sensación de dar con el meta-poema, produciéndose así, al desgaire, una
especie de métaxis, o participación del lector en el texto. Todo el meta-poema
logra la epogé o suspensión momentánea del tiempo literario y el tiempo sagrado
en el apogeo de una ilación zigzagueante que viene a ser otra característica de
un buen meta-poema. Y todos estos efectos y algunos más devienen en catarsis no
sólo para el lector desprevenido, sino, más aún, para el mismo meta-poeta que se
convierte en ESPECT-ACTOR de su propia obra de arte. Ya no sólo la actúa, sino
que la contempla y se pregunta de dónde vino, de qué arcano cristocéntrico vino
tal meta-poema para regodearlo en sus propias palabras plenarias, pues cada
como, cada signo de puntuación, nos remiten a un ser humano desgarrado en busca
del sentido de la vida que se le escapa a cada segundo y ese sentido se muestra
huidizo y ese sentido IKE lo busca en el lumen de las palabras y en el numen del
META-VERBO. Cristo es la luz y Cristo es lo que nominamos. Luminosidad
plenaria la de Cristo Jesús, Dios hecho Hombre, y por demás Grácil, pues en la
Gracia de sabernos amados y amadísimos por el Padre Celestial es donde reside
esa pregunta a voces en pos de la perfección que IKE se hace y en esa Gracia
Bíblica, sin importar lo que pensemos, lo que sintamos y lo que hagamos siempre
y cuando no seamos antinómicos, es ahí donde reside el secreto de ese
resquebrajamiento verbal que aturde y eleva el estro de nuestro meta-poeta, José
Enrique Méndez Díaz, amánticamente IKE para que sirva de ejemplo y se cumpla la
profecía bíblica. A continuación el meta-poema para disfrute de todos, dándole
la gloria al Padre en el nombre de Cristo mediante Su Espíritu Santo.



Clausurando las palabras de los pájaros

Conjugando milagros y prodigios

desquiciadas sinestesias estridentes en el templo del instinto.



Sinapsis entre neuronas

Foros de cobalto

Cerebros sudorosos

Bancos de nieblas

en la travesía de la gran corriente


En mis calmas ecuatoriales, zargazos fantasmas


licántropos albañiles ensueños

incógnitas obnubiladas en lengua rota acerada

Noticias ancestrales en búsqueda de gravedad dechada de perfección

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